jueves, 20 de noviembre de 2008

Severo Sarduy: el estampido de la vacuidad



Fragmentos del ensayo realizado en 1993 por el escritor cubano Severo Sarduy. Quizás uno de sus últimos textos. La textura de sus palabras, la intimidad que logra en Estampidos...se establece como despedida. Al poco tiempo, Severo muere en París.

Sarduy acompaña este trabajo, como lo hizo en otros momentos, al menos desde la evocación y la lectura. Toda su obra teatral está impregnada de un pensamiento sobre los planos sonoros y las consecuencias corporales de la palabra. De hecho, varias piezas, incluso novelas como De donde son los cantantes, comenzaron como libretos para radio. Volveremos a Sarduy más adelante. Ya leímos Una Juana de arco eléctrica y actual y fragmentos de Pájaros en la Playa

Aquí entonces, algo de "Estampidos de la Vacuidad"



VII
Se trata de imitar a la naturaleza. Pero, por supuesto, no en su apariencia --proyecto del realismo ingenuo--sino en su funcionamiento: utilizar el caos, convocar al azar, insistir en lo imperceptible, priviligiar lo inacabado. Alternar lo fuerte, continuo y viril con lo interrumpido y femenino. Teatralizar la unidad de todos los fenómenos.
Olvidar el resto. Pero no hay resto.

IX

Cuando volvió el sol, ya era tarde. Tarde en el día, aunque no en su vida: logró ver esa luz que había deseado. Y el mar. Y los escuetos castillos. Y quizás en Collioure, una ventana abierta.





XI
Lámparas de fuego de San Juan. Quizás la muerte sea eso: arder, calcinarse en ese fuego, quedar cegado por el chisporroteo de esa luz. Como si alguien las meciera dentro y fuera de nuestro cuerpo, hasta consumirlo.
Quemazón. Abrasamiento.
Para salir a otra luz, para convertirse en ella. Una luz inmaterial, que no atraviesa vibración alguna, sin peso, sin colores, ajena al sol y al iris. Increada, sin bodrdes, sin comienzo ni fin.
Luz: San Juan cita a David "la oscuridad puso debajo de sus pies. Y subió sobre los querubines y el agua tenebrosa."
Señala unos párrafos más tarde, que enre las fantasías o imaginaciones a que se presta el entendimiento está el considerar e imaginar la gloria como una hermosísima luz.



XII


Radicalidad terminante, negatividad extrema. Cerrazón. Obturación de los sentidos y del entendimiento a todo lo que pueda desviar del camino--desconocido, irrepresentable, ajeno a toda enunciación o a todo vislumbre-- que conduce a lo inconcedible, a eso, exento de atributos que la grosería del lenguaje pudiera llamar unión.


Desconocidos pues, la meta y el sendero: para venir a lo que no sabes/ has de ir por donde no sabes (Subida del monte Carmelo, capitulo 13.11)


La Subida se puede leer así como una repetición obstinada de recomendaciones, advertencias, consejos, cautelas y hasta puestas en guardia contra toda distracción.


Resta, pues, ahora saber que el alma no ha de poner los ojos en aquella corteza de figuras y objeto que se le pone delante sobrenaturalmente, ahora sea acerca del sentido exterior, como son locuciones y palabras al oído y visiones de santos a los ojos, y resplandores hermosos, y olores a las narices, y gustos y suavidades en el palabras, y otros deleites en el tacto que suelen proceder del espíritu, lo cual es más ordinario a los espirituales; ni tampoco los ha de poner en cualesquier visiones del sentido interior, cuales son las imaginarias, antes renunciarlas todas. (Subida, capítulo 17.9).


VII



Ya había tenido que comerse a la carrera todos sus papeles para que escaparan a a la lectura hostigante de los inquisidores.

Lo encierran en Toledo, por nueve meses, en una celda de seis pies por diez. Sin agua, si luz.: para leer los Evangelios tiene que subir hasta un minúsculo tragaluz agujereado cerca del techo. A pan y agua y alguna sardina. Se le pudre y agusana la espalda, herida por latigazos de los Calzados, para que renuncie a la Reforma.

Se ve obligado a vivir con el cubo de sus propios excrementos. Le entran vómitos, disentería y hasta quizás arrepentimientos y culpabilidad. En ese infierno concibe, se aprende de memoria, canta de rodillas y a gritos las primeras liras del Cántico.

Como si: para subir hasta lo absoluto y conocer la disolución en el Uno fuera necesario bajar hasta la podredumbre, roza lo inmundo, perderse en el asco y la corrupción.

San Juan de la Cruz, obra completa. Edición de Luce López Baralt y Eulogio Pacho.

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