martes, 31 de marzo de 2009

Dibbon sobre Sylvaris.

Contorsiones de Sylvaris: un número ciego

Ludger Sylvaris rescató mi cuerpo de la muerte absurda. Me sopló la cara durante el viaje. No recuerdo su aire, sí su temor. Temía que deje de respirar. No entendí su lengua pero supe que tenía miedo. Sylvaris fue sincero conmigo. Salir espantado o reír decía cuando mostraba las heridas de su espalda. Su cuerpo con las marcas del desastre en la piel fue visto cada noche. La gente pagaba por verlo y aplaudía con el repudio que provoca el asombro. El dolor seco del 8 de mayo. Nadie sabía que estuvo preso cuando estalló el volcán, que fue rescatado entre los escombros de su celda. Sylvaris inventaba el pasado y la enfermedad comía su sangre. Lo sabía. Pudo asesinar, enfrentar la explosión, mentir para ser ¡El hombre que sobrevivió la ira de la tierra!

Black Hearted Love / Pj Harvey-John Parish


I think I saw you in the shadows
I move in closer beneath your windows
Who would suspect me of this rapture?

And who but my black hearted love
And who but my black hearted love

When you call out my name in rapture
I volunteer my soul for murder
I wish this moment here forever

And you are my black hearted love
And you are my black hearted love
In the rain, in the evening I will come again


I'd like to take you;
I'd like to take you to a place I know
My black hearted
I'd like to take you;
I'd like to take you to a place I know
My black hearted
I'd like to take you;
I'd like to take you to a place I know
My black hearted
I'd like to take you;
I'd like to take you to a place I know
My black hearted

Fijman



Poema VI

Ha caído mi voz, mi última voz, que aún guarda mi nombre.
Mi voz:
Pequeña línea, pequeña canción que nos separa de las cosas.
Estamos lejos de mi voz y el mundo, vestidos de humedades blancas.
Estamos en el mundo y con los ojos en la noche.
Mi voz es fría y sucia como la piel de los muertos.

lunes, 23 de marzo de 2009

miércoles, 4 de marzo de 2009

-- Luisienne Dibbon en el ojo de Mar—




La noche del retorno, Luisienne Dibbon bailó la música de tres demonios. Recorrió la casa con tres presencias que golpearon la tierra. Todos tuvieron su cuarto. A una le asignó nombre; a otra la historia de un destierro. A la última, canciones.
Esa noche ardió un camposanto y el viento agitó las aguas.
Luisienne Dibbon salió al patio de la casa y llevó los ojos al cielo. Bebió del fuego erizado por la noche y sintió los delgados hilos de sus venas agitarse. Dibbon fue atravesada por el ardor de varias voces.
En cada pieza se hilvanaron historias y la casa fue cubierta de canciones. Evocada la ausencia, ¿qué músicas demacradas por el fuego acompañaron la danza de Luisienne Dibbon?
Algunos sintieron el desgarro inevitable de la noche. Otros, la música de un desvelo clamando por un Dios de palabras secas. Fue breve el abandono; la pérdida, imperceptible.
La tierra, el río y la noche temblaron con la música. No era tiempo de pedir nada. En ese momento, Luisienne Dibbon abandonó su cuerpo, quemó todas las cartas y abrió las habitaciones.